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julio 18, 2022

Su papá lo abandonó, aprendió a minar criptomonedas con una PC prestada y logró construirse su casa

Sebastián tiene 23 años y una historia de vida digna de ser contada. Con esfuerzo y dedicación, superó todas las barreras posibles y le hizo un guiño al destino. Conocelo.

La historia de Sebastián está enmarcada en un camino de superación constante, en sobreponerse a las adversidades que la vida le presentó, y en creer en sí mismo por sobre todas las cosas. Su papá lo abandonó a los 13 años camino al colegio; le pidió que se bajara de la bicicleta y lo dejó solo, a la deriva. Sin saber qué hacer, y a 32 cuadras de la casa donde vivían en Zárate.

Duro, pero real. Tuvo que resolver rápido y recurrió a su hermana, que residía en Escobar, localidad donde actualmente vive Sebastián junto a su pareja y dos hijos.

Su vida siguió; fue padre a los 17 años y no paró de luchar por sus sueños y el bienestar de su familia. Se levanta todos los días a las 6 de la mañana, aunque “a veces a las 4, depende del día y del movimiento de las personas, porque salgo a reciclar”, le cuenta a Ámbito el joven de 23 años. Es que trabaja para Qué Reciclo, una empresa recuperadora de informática y electrónica, la cual le brindó la oportunidad de insertarse en el mercado laboral. Ese lugar, le cambiaría la vida.

Sus primeros pasos en el mundo de las criptomonedas

“Empecé a incursionar en el mundo de las criptomonedas cuando conocí a Juan, de fundación Qué Reciclo. Me sugirió buscar información sobre el tema. Me brindó su apoyo, y después de tres semanas de ir al taller, charlamos, y lo fui conociendo más. Era un ambiente muy amistoso, nadie te trataba mal, me ayudaban siempre y me empecé a encariñar con la tecnología; me gustó. Le hice caso, busqué, busqué y busqué, pero no había encontrado mucho, ya que aparecía todo en blogs, encima en inglés y tenía que traducir. Fue complicado al principio, pero no desistí”, recuerda Sebastián.

Su primera computadora

Hace cinco años, Sebastián recibió en manos de Juan su primera computadora, la que lo depositaría de lleno en el apasionante mundo cripto. “Después de tanto hablar del tema, me dio una máquina de media gama, y empecé a configurar el minero para ver qué criptomonedas se podían minar con procesador. En aqueltiempo solo se podía hacer ese procedimiento con procesador, aunque tiempo después me enteré que con gráficas daba más ganancias”, subrayó.

Y agregó: «Miné más de un año y ochos meses en las 9 máquinas que tenía, y cuando calculé cuánto había hecho en criptomonedas no era mucho, pero al cambiarlo a Bitcoin, logré 286 mil pesos, hace dos años. Compré el terreno, luego la casilla y posteriormente fui armando la casa por fuera. Las otras máquinas también me las prestaron los chicos de Qué Reciclo, y posteriormente empecé a vender las que tenía para comprarme otras. Fui negociando para incrementar el número y así poder crecer».

En la fundación, Sebastián repara las máquinas que se donan y cuenta que “algunas están destinadas a la venta para costear los costos de los vehículos o de alguna persona que lo necesite; además, hago reparaciones en particular, de alguna persona que me conoce; me sirve para hacerme unas monedas.

Sin tiempo, pero con ganas de aprender

A su edad, el joven de Escobar reparte sus días entre el trabajo, su familia y la culminación de su hogar. El tiempo no alcanza, pero él se las rebusca.

“No estudio nada relacionado a finanzas por un tema de tiempo, pero ahora estoy haciendo programación, aunque me cuesta bastante. Llego cansado, con ganas de dormir después de estar casi todo el día afuera de casa. A veces, con suerte, puedo llegar a las 17, pero hay días que aparezco a las 12 de la noche”, remarca.

Y añade: “Quiero apostar, seguir con este esfuerzo, porque pretendo brindarle una buena calidad de vida para mi familia. Desde un principio, cuando fui papá, me puse en la mente eso, de mejorar todos los días. Todo el esfuerzo valió la pena”.

Como cierre, Sebastián le deja un lindo mensaje al lector, teñido de esperanza y positivismo: “A las personas que quieren salir adelante les diría que aprendan oficio; a mí, aprender electrónica, albañilería, electricidad, me salvó. Vas a trabajar siempre. Dependes de vos, de no bajar los brazos y mirar con positivismo hacia adelante”.